Philosophia 24/7


domingo, 22 de mayo de 2011

Dósis de realidad.



La realidad, puede ser un yermo estéril y frió en el egoísta mundo humano. En la ciudad, como en la selva, donde rige el instinto de supervivencia ,mas por el origen del latín de super (osea supra- por encima de), donde se busca vivir por encima de otro, y no por el peligro de morir de hambre. En la ciudad, donde la importancia no importa y se suceden los acontecimientos banales, la interactuación de la especie en acción, siempre impasible y unida a sus viejos vínculos, pilares de consciencia y juicio.
Sé de la filosofía, y el objetivismo que esta implica, no obstante, comentar que si de por sí una definición filosófica de la realidad puede tener un entramado netamente estructural (estructuralismo), puede tener tantas definiciones como puntos de vista, como no siente el aire uno igual en la llanura que en la montaña. La realidad a veces puede ser brutal. Incluso un yugo para el cógito como acto del pensar.
Vivimos procesando los hechos que observan nuestros sentidos, y analizamos y creamos juicio a partir de un contexto, ya sea vivencia real, o experiencia transmitida. Confiamos en nuestros sentidos, como quien debe confiar en la precisión de un láser, pero olvidamos muchas veces el margen de error, por eso nos duele tanto el equivocarnos, y por tanto, muchas veces, reconocer nuestros errores. Ya que, no es en el proceso de recepción, que incluso algunas veces puede ser motivo de disgusto, como confundir algunas palabras por falta de volumen o de enfoque en el caso de la vista. Me quiero referir a que muchas veces, el fallo se encuentra en nuestro análisis de lo percibido. Podemos tener una impresión diferente de un concepto u objeto que existe, como por ejemplo, un payaso, a muchos, les provoca alegría, y a otros no. Hay gente que apoya la pena de muerte y gente que no. A cada cual por su consecuente motivo, todo depende de la definición que la persona que observa tenga.
Por ello a veces es tan difícil el entendimiento entre personas. Somos muy diferentes, aunque solemos desear las mismas cosas...al fin y al cabo somos de la misma especie.
Nuestra felicidad se basa en lo que nuestra realidad entienda por felicidad. Para unos su felicidad es ir a ver un partido de fútbol al campo de su equipo, y verlo ganar. Para otros la felicidad está en tener dinero y ser importante, unido siempre a ese afán por acercarnos a aquellos a los que admiramos...nuestros ídolos, que poseen todo aquello que nosotros querríamos. Para otros la felicidad reside en cosas subjetivas, en una sonrisa, en una palabra amable un lunes por la mañana.

La realidad es que eres un desconocido para quien no te conozca, y serás un cabrón si tratas mal a la gente. Hay cosas innegables. Sin embargo esa importancia de la perspectiva para entender la realidad solo me hace pensar que, aun yo hablando de esta realidad, lógicamente limitada en definición por el lenguaje como herramienta, (y es que ay de nosotros sin las palabras...) aun usándolas, me estaría ciñendo a solo lo que con estas puedo definir...como puedo expresarte lo grande que es una montaña, pero aun así solo tu podrías comprenderlo habiendo visto montañas, su inmensidad, altura. Necesitamos cosas en común para entendernos, o al menos para entendernos mas fácilmente. Por ello nos agrupamos en círculos en los que compartimos características sociales. Es una mera cuestión de comprensión. Nos gusta estar con la gente que nos entiende.
No hay que olvidar la existencia, como definición de todo aquello que existe dentro de la realidad. Se dice que algo ''existe'' por que se puede percibir. Los humanos dejamos de existir de forma física, pero seguimos existiendo en forma de un concepto después de la muerte. El ser material o no, no es una cuestión tan importante. Incluso, ya en vida, para el resto somos mas un concepto que un objeto. Todos podríamos ser iguales y aun asi pensaríamos, probablemente, diferente. Y eso es lo que hace a las personas. Y eso es lo que hace a la realidad.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Electricidad Estática.




Perdona, si no me queda chispa,
para tus recargas de amor de lítio (de fácil carga y corta duración)
que al final se derritió.

Ni tus ámbitos me hicieron cambiar de hábitos,
y por ello que esto habito.
Por no querer un éxito,
sin exilio ya no concilio,
la posibilidad de salir del tédio.
...comedio sobre lo que debería ser miseria, para quien querer-se ría,
que por querer querría cambiar de historia,
esperando el tren como un viejo blues,
camino a Austin o a Auschwitz
cambiando Hues,
bajo el efecto de algún humo sin destino.

Perdona, si no me quedan pilas,
perdí todos los lúmenes,
en momentos cúlmenes.
...cuando columnas fueron láminas, (como pilar de mi consuelo)
hubiera escrito mil volúmenes
hablando de este ánima,
y no del mio ser que se consume,
aun con corazón de bajo consumo.

Podría, cambiar de batería,
o interpretar la ley de Ohm
en metafísica materia
creo que me convendría ante omnia.
Olvidar todo lo ilícito...
pero quien lo citó nos incitó por propia cuenta
y con previo aviso.
Como quien divisó tormenta y disolverla quiso.

Que en tiempos nubados
solo hallé amparo
bajo el parapeto de tus párpados cerrados,
y, ahora que sale el sol,
ya solo quedan sombras,
tras ese huracán que asedió
amanerados barrios de madera,
que ahora solo son escombros,
mañana vestigios de mejores eras.
Y es que siempre que algo se va
algo bueno se queda.


domingo, 1 de mayo de 2011

Un loco.


La locura, Alfred Kubin 1914

Es lo mismo que debe sentir un loco, aislado en un pensar que nadie entiende, cuando intenta explicar algo que nadie se molestó en comprender.



Y es que cuanto más conozco la verdad más me alejo de la realidad.