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Anoche, sobre estas horas, empecé a leer un libro, solo tuve tiempo para leer lo que parecía un pequeño prólogo, pero sin duda la historia me enganchó....
Hablaba de sueños y aventuras, de sexo y emociones crudas.
Intrigado, aguardaba a la siguiente palabra, que al contacto con otra y su siguiente, hacian el amor para concebir grandes frases de pequeñas rúbricas.
Anhelante de un suspiro,
salvaguardando un latido,
en alguna esquina de aquel baúl perdido,
solo deseo volver a leer esas dulces páginas, que embriagan las solitarias almas que andan buscando cobijo entre paréntesis, puntos y comas.
No sé si hablé de un libro o de ella, o de un recuerdo que nunca viví...
Y si es asi, debí pensar que leí en sus ojos y me salí del margen,
y no sé si en su iris ví mil símiles o si la miré con ojos que no ven.
Fuéron sus párpados las tapas de ese libro que no queria cerrar,
fué su pupila fina, la mina que quise explotar,
por falta de tinta,
siempre,
por falta de tiempo,
siempre,
Por falta de sentimientos,
me inventé otro diciembre,
por ser frio por costumbre,
deseando que desease volver a verme,
viajaré a lo mas profundo de su corazón como Julio Verne.
Me desperté una mañana temprana
en una cama sin nombre,
guiado por los incandescentes destellos
de los rayos del Sol bello y un murmullo;
Ávido, oia entre sueños el suave susurro de un nombre que debío ser el mio,
pero al oirlo reconocí ser un desconocido,
ser un corazón roto para uno descosido,
Demasiado breve despedida,
para tan lenta vida,
en busca de más vida ansío,
encontrar el libro que me hable de ti.